Transparencia y calidad democrática

8 febrero, 2014

Desde siempre ha habido conceptos que han formado un denominador común con la idea de calidad democrática. Uno de estos conceptos ha sido el de transparencia, sobre todo por todo a lo que se refiere a las instituciones públicas. Uno de los elementos esenciales de la transparencia suele ser el de tener la documentación o datos a disposición del ciudadano, ya sea para consultar los resultados o para sacar sus propias conclusiones a partir de datos fuente fiables.

No hace muchos días leía en la BBC News UK, un artículo de Dominic Casciani sobre la decisión de la UK Statistics Authority (UKSA) de no dar por válidos ni fiables los datos ofrecidos por las fuerzas policiales de Inglaterra y Gales. El motivo, una creciente divergencia a partir de los años 2006-07 entre algunos indicadores ofrecidos por las policías inglesas y galesas respecto al Crime Survey of England and Wales 1(CSEW) que, por otro lado, no es cuestionado por la UKSA 2.

Entonces, según el articulista, durante los últimos seis o siete años, diversas policías en Inglaterra y Gales estuvieron haciendo mal o falsificando su trabajo. Si aquí se descubriera tal práctica, ¿tendría como resultado algún tipo de escándalo? Lo que parece evidente es que allí no pasa de ser una noticia de algún periodista especializado y sin constancia de que haya trascendido de manera notable en la opinión pública. ¿Por qué este trato? Ya sea por incompetencia o por mala fe, los últimos años, un indeterminado número de policías inglesas han estado haciendo mal su trabajo en un ámbito tan sensible como el de la estadística policial.

Puede haber muchas razones, pero a mi modo de ver creo que el quid de la cuestión es otro. Es necesario darse cuenta del grado de transparencia del que gozan en el Reino Unido por lo que se refiere a fiscalización y control de la actividad policial. Más allá del problema, la divergencia entre los dos principales indicadores que permiten valorar las tendencias en criminalidad, lo relevante, a mi modo de ver, es la transparencia y las fuentes de las que se alimenta el periodista.

Para enmarcar el caso, nos menciona como estudio de referencia el realizado por la Office for National Statistics 3(ONS) en 2013, Analysis of variation in Crime Trends. En él se analiza el porqué se ha llegado a esta situación. En primer lugar por una relajación por parte de los cuerpos policiales en aplicar los estándares de registro y clasificación de los delitos impuestos por el Home Office 4. Esto llevó a la policía a guiarse, de nuevo 5, más por un modelo de evidencias, que por el modelo prima facie 6a la hora de registrar delitos. En segundo lugar, la presión que puede ejercer el sistema de trabajo por objetivos provocando, o bien el no registrar o bien degradar el incidente a no noticiable para ajustar los números a los objetivos. En tercer lugar, y a mi modo de ver uno de los más importantes, el cese a partir del año 2006/07 de las auditorías internas que comprobaban la aplicación de los estándares de registro, y es curiosamente en ese mismo año que empieza a abrirse de nuevo la brecha 7. Y finalmente, los ajustes en los presupuestos que afectan a la comisarías y a los cuerpos de policía en general así como una aproximación más orientada a la policía de proximidad que permite lidiar con el delito o los incidentes de manera más informal.

Por otro lado, y para complementar la información, Casciani cita un informe elaborado por la Her Majesty’s Inspectorate Constabulary 8 sobre el registro de la criminalidad en Kent. El documento es mucho más detallado y demoledor. Esto puede ser así al tratarse de un cuerpo policial en concreto y detallar algunos de los errores que se cometen. Por ejemplo, cuando intentando explicar las razones por las cuales se hace mal el registro de delitos, acusa directamente al cuerpo policial de ignorar algunos crímenes en base a su dificultad para ser resueltos 9.

Incluso más allá de los documentos citados por el periodista, no cuesta mucho encontrar otros muchos informes así como los datos sin cocinar. El mejor ejemplo nos lo da la Metropolitan de Londres, con sus mapas de criminalidad o sencillamente con todos los datos registrados por la policía en formato Excel. Contrastan notablemente, por ejemplo, con la información ofrecida recientemente por el Ministerio del Interior español en relación al año 2013, tanto en la forma como en el fondo 10 .

Así pues, el modelo británico, con todos sus problemas, que los tiene, nos ofrece una más que notable transparencia. Con agencias y órganos independientes que fiscalizan a sus policías y que ofrecen informes muy detallados de sus actividades 11. A su vez, una fuente abierta de datos y referencias que, con conocimientos suficientes de estadística, le permitirían a uno realizar sus propios estudios y sacar sus propias conclusiones. En definitiva, uno no puede alegar ignorancia o acusar a sus administraciones de no ofrecer la información necesaria para saber lo que está pasando.

Entonces resulta tranquilizador el hecho de la casi completa transparencia de su trabajo estadístico, el control que se ejerce y la naturalidad con la que se analiza y se intenta corregir el error, sean uno o varios.

En España no parece ser el caso, ni transparencia ni escándalo. Y para ejemplo el que muy bien me ha recordado hace bien poco Francesc Guillén con el artículo de Marcelo Aebi y Antonia Linde 12. En él se quejaban con vehemencia, primero de la opacidad a la hora de conseguir datos fiables 13 y después de los errores de computación –por ejemplo durante el despliegue de los Mossos en Catalunya- así como de comparativa con otros países europeos por los delitos que registran – que varía de país en país- y por el método de registro 14. La verdad es que no tuvo ni mucho menos la resonancia pública y mediática que debería haber merecido el tema.

Esta evidencia podría entroncarse con la idea extendida que los bagajes socioculturales marcan aspectos como la corrupción o la opacidad de nuestras administraciones. Esto es una frase autocomplaciente para no abordar el tema de fondo. Estoy persuadido de la falsedad de esta afirmación, o al menos de su elemento más determinista, y que más allá de los bagajes socioculturales (mediterráneos, centroeuropeos, anglosajones, etc.), lo que de verdad propicia altos grados de incompetencia o corrupción es la falta de transparencia, fiscalización y control. Y me resultan pueriles los argumentos como los de, “… esa información en malas manos generaría controversia”, o “…nos dejaría al descubierto ante las críticas maliciosas”. Estamos en democracia y ya somos adultos. A mi modo de ver, la ocultación y la opacidad, es el mayor de los escándalos en democracia.

Y sin duda, esta breve reflexión es extrapolable a muchos otros ámbitos de las políticas públicas y de la actividad política en general.


Acerca del autor

Marc Pons i Aguilar @PonsOlot es Miembro del Institut de Seguretat Pública de Catalunya, es licenciado en Historia (UdG) y Ciencias Políticas (UAB). Experto en seguridad, especialmente en el ámbito del Orden Público.

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Notas del artículo

1 Conocido como British Crime Survey hasta el 2012. Una encuesta de victimización de carácter presencial que se inició en 1982 y que acumula cada año hasta unas 50.000 entrevistas. La encuesta es realizada por TNS-BMRB en nombre de la Office for National Statistics. Uno de los motivos de su creación, precisamente, era la de ajustar al máximo los datos policiales con la realidad, es decir, reducir la conocida como cifra negra o la dark figure.

2 Nos referimos a las dos fuentes básicas de datos el CSEW y los datos de criminalidad registrado por las policías. A ellas, Santi Costa incluía los registros administrativos (justicia, laboral y otros), así como los sistemas de recopilación de datos sobre eficiencia y policía.

Santi Costa (2009) El sistema d’indicadors policials d’Anglaterra i Gal·les,. En Apunts de Seguretat: Monogràfic sobre indicadors. Número 3. Departament d’Interior. Pág. 49-63.

3 Oficina que forma parte de la UKSA.

4 Estándares marcados por el Home Office Counting Rulesi el National Crime Recording Standard.

5Digo “…de nuevo” porque estos estándares fueron impuestos en el año fiscal 2002/03 precisamente por el mismo problema de divergencias al que se ha llegado hoy y que fueron detectados por la Her Majesty’s Inspectorate Constabulary en su momento.

6 El primero exige un grado alto de comprobaciones y validaciones para que los hechos sean registrados como delito. El segundo es menos exigente a la hora de registrar los supuestos delitos.

7 La brecha se refiere a la ratio entre los incidentes registrados por la CSEW y aquellos registrados por la policía. La ONS es consciente de la dificultad metodológica de hacer estas comparaciones (por cubrir muestras poblacionales distintas y delitos distintos), pero a partir de diferentes ajustes y la estabilidad del método utilizado por la CSEW, sí que se consiguen series anuales lo suficientemente fiables para el análisis.

8 Otra agencia a cargo de fiscalizar y asesorar la actividad policial.

9 Extremo reconocido por el propio cuerpo policial en el informe.

11 Hay que tener en cuenta el alto grado de fragmentación del modelo policial inglés. Hasta 43 cuerpos policiales sobre el territorio con un alto grado de autonomía. Esto obliga a, entre otras cosas, una dirección compartida entre diferentes autoridades (Home Office – Police Authority – Chief Constable) y a un amplio abanico de agencias y órganos independientes con diferentes objetivos; fiscalizar, armonizar, asesorar, etc.

12 Aebi, Marcelon y Linde, Antonia. (2010) El misterioso caso de la desaparición de las estadísticas policiales españolas. En Revista Electrónica de Ciencia Penal y Criminología. Núm.12.

13 E incluso de encontrar estadísticas internacionales que contienen resultados para España de los que se disponen aquí. Parece ser más fácil dar explicaciones y datos al extranjero que en el propio país.

14 Un buen ejemplo se incluye en la introducción con el registro de las violaciones en Suecia. En Suecia la violación tiene conceptualización más amplia y un registro que conduce a aumentar los números (e.g. Contabilizar tentativa, actos preparatorios y conspiración de manera separada). Aebi, Marcelon y Linde, Antonia. (2010) Op. Cit. pág. 3

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Autor / Autora
Colaborador del programa Ciudad y urbanismo. @PonsOlot
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