El derecho ciudadano a la centralidad urbana

26 junio, 2014

Es necesario corregir la aplicación en materia urbanística de nociones que resultarían inadecuadas. En primer lugar, la noción de “centralidad”: sin duda, la inercia de las construcciones existentes y de la red vial tiende a cristalizar los lugares, los usos, las costumbres. Pero la geometría –o sea la localización de la centralidad– no determina la accesibilidad; ésta varía por un lado según tiempos bastante cortos, incluidos los tiempos cotidianos; cambia a largo plazo de lugar y contenido por ser “fabricada” y “construida”, no soportada. ¿Quién dirige entonces el cambio? Hay que reconocer el rol de las intervenciones globales que, en general dependen de los poderes públicos, de las decisiones en cuanto localización de empresas y de las tendencias sociales más ocultas que son la base de las opciones públicas o privadas. Sucede a veces –también por otra parte– que la función no implica la frecuentación. La centralidad no es el resultado de gestos puramente utilitarios. Sentimiento y simbolismo se asocian: una plaza pública o un monumento no necesariamente son reconocidos y honrados.

– Marcel Roncayolo. La ciudad

La centralidad más que una estrategia urbanística de equilibrio territorial novedosa a emular, es un opción para el gobierno y la apropiación social y justa de la ciudad

La centralidad es uno de los conceptos relativos a la ciudad que han ido tomando gran protagonismo en las recientes discusiones y propuestas de planeamiento, así como también en las estrategias urbanísticas. No hay duda alguna que las nuevas aproximaciones teóricas en las que se asumen consideraciones de tipo ambiental y social y que a la vez se incorporan nuevos instrumentos para el estudio de las problemáticas de la ciudad, han venido impulsado notables ejemplos de estrategias y transformaciones urbanas, al mismo tiempo que también han logrado enriquecer los enfoques posibles de la cuestión urbana.

Sin embargo y a la vez, se siguen arrastrando algunos vicios persistentes; entre los que podemos observar que, por una parte, aún sigue siendo una constante la división disciplinar en torno al urbanismo, y por otra también, es notoria la inmediatez de aplicación de forma acrítica de modelos de experiencias conocidas como exitosas, situación que deja un balance que define un panorama urbanístico con muchas luces como también por muchas sombras.

La visión tecnocrática que convierte los instrumentos en un fin en sí y la referencia directa a las experiencias más conocidas, hacen que las propuestas se alejen de cada realidad urbana en su calidad más específica. Los diferentes territorios aparecen cual pacientes abstractos, a los que se les aplica una misma medicina. Frente a esta situación las administraciones optan por padecer una especie de hipocondría urbana, donde políticos y técnicos enterados de la novedad urbanística llegan a proponer lo último en tendencias.

Las centralidades urbanas bajo la idea de un reequilibrio urbano, vienen así apareciendo como solución, en todos los esquemas y modelos urbanos propuestos, justificando las mismas actuaciones que se hacían antes pero con otro nombre, hasta yendo incluso en sentido contrario, apostando por una especialización de funciones o proponiendo una dispersión de la centralidad sin justificación, ni mucho menos con una clara viabilidad en su concreción.

Recordemos que la disciplina urbanística siempre ha ido detrás de las problemáticas de la realidad urbana, aportando nuevas soluciones, hecho que ni mucho menos demerita su espesor cultural, función y su sentido. Y que también, las realidades urbanísticas no es que vayan cambiando normalmente tan drásticamente, a la vez que persisten inercias hay también procesos de cambio, y a los dos hay que ir atendiendo, evaluando y redireccionando.

No es una novedad que en urbanismo, se presenten oleadas de propuestas que terminan siendo algo parecido a las modas, que hacen que todas las ciudades requieran el mismo tipo de intervención e incluso sigan a través de su recorrido mediante proyectos urbanísticos hacia una ciudad genérica única.

Frente a la novedad de las actuaciones del urbanismo actual más publicitado, deben destacarse la pertinencia y vigencia de una serie de reflexiones que ya evidenciaban bastante bien los problemas urbanos. Constatamos a través de experiencias en políticas y estrategias de transformación urbana recientes, que los reclamos hacia una ciudad más equitativa y justa, siguen siendo muy actuales a la vez que los derechos ciudadanos aún insatisfechos.

La centralidad urbana es relativa, más que una delimitación física y espacial es una noción con influencia variable en la ciudad, que se construye día a día

El derecho a la centralidad, debe consistir en reformular los esquemas basados en la dicotomía de la relación centro-periferia, rescatándolo de las visiones sectoriales –de las disciplinas- y estrictamente formalistas –de los edificios–, o funcionalistas –de las vías y el transporte–, o de las tendencias en cuanto a localización de usos y de precios del suelo.

Para entender la complejidad del cómo se configura una centralidad urbana, podemos hacer un listado aproximado de los principales aspectos que le caracterizan [1]:

  1. Localización estratégica, área de influencia y relaciones urbanas convenientes y distancia a otros centros. Disponibilidad y precio del espacio.
  2. Buena accesibilidad, relaciones con redes de infraestructura y diversificación de modos. conjugando velocidades y distancias de relación.
  3. Mezcla de usos, actividades con combinación por rango o tamaño, por tipo, por temporalidad y usuarios, que brinden cierta autonomía y a la vez posibilidad de intercambio. Usos públicos y usos privados, especializados y no especializados.
  4. Alta densidad, cantidad de personas que le habitan y le visitan
  5. Cantidad y calidad de espacio público y colectivo.
  6. Cantidad y calidad del espacio urbano, relación espacio edificado-espacio libre
  7. Valor simbólico del lugar, edificios y espacios urbanos de referencia formal, existentes y nuevos. Percepción de la identidad del lugar (geografía, historia, etc.)

Como podemos constatar, una centralidad no es una porción del suelo delimitada a manera de un nuevo tipo de zoning y no corresponde tampoco con el proyecto urbanístico o arquitectónico de un nuevo “centro”, es en su lugar una noción relativa, de propiedades complejas, dinámicas y cambiantes, que atiende a múltiples aspectos: lógicas económicas, de localización de usos, de concentración de los flujos, de apropiación y mezcla social, etc.

Hecho que implica que en la ciudad, la centralidad se construye día a día y que como derecho ciudadano [2] debe adaptarse a las necesidades, condiciones históricas y especificidades de cada lugar, pues las ciudades son distintas y también las formas de vida de sus habitantes cambian, para una sociedad urbana renovada, una centralidad renovada [3] decía Lefebvre. Y también, si la ciudad no puede ser otra cosa que el fiel reflejo de la sociedad que en cada momento la habita y construye, es necesario desde las políticas urbanas revisar y redireccionar los procesos urbanos, la estructura de la ciudad y los espacios de centralidad que se producen, pues el urbanismo y la arquitectura no pueden ser tan solo el resultado de una adhesión pasiva a los fenómenos sociales y económicos [4].


Notas

[1] MAYORGA, MIGUEL. “Espacios de centralidad urbana y redes de infraestructura”. Tesis doctoral. ETSECCPB-UPC. 2013
[2] BORJA, JORDI. “Gobiernos locales, políticas públicas y participación ciudadana”. Revista Aportes. Buenos Aires. 2002
[3] KOFMAN, E. AND LEBAS E. HENRI LEFEBVRE. Writings on Cities, trans. and eds., Oxford: Basil Blackwell.1996.
[4] MARTÍ ARÍS CARLOS, “De la periferia urbana a la ciudad policéntrica”. En Habitabilidad y ciudad. Escuela Técnica Superior de Sevilla. Sevilla, 2006 .

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Autor / Autora
Profesor colaborador en la asignatura del Máster Universitario de Ciudad y Urbanismo. Doctor arquitecto. Profesor asociado de Urbanismo y Smart Cities en la Universitat Politècnica de Catalunya UPC y de la Escola Sert del Col·legi d'Arquitectes de Catalunya (COAC). Consultor Urbanístico internacional; exasesor urbanístico del área de Ecología, Urbanismo y Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona. Investigador y profesor invitado en varias universidades de Europa y Latinoamérica. Cofundador con Pia Fontana de mayorga+fontana arquitectos. Socio de City Field of View Urban Lab con Ma. Pia Fontana y Jorge Rodríguez. https://cityfov.com/.
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